La experiencia no acababa ahí. Una vez los clientes volvían a bordo, los llevábamos a conocer otra cala o rincón donde pudieran disfrutar de las aguas cristalinas. Ahí podían seguir disfrutando realizando diversas actividades que se pueden hacer en una isla paradisíaca. Podían disfrutar de una moto de agua, esquí acuático, snorkel, waveboard, seabob, paddle surf y muchas mas.
Así concluía un día de trabajo. Después de que los clientes disfrutaran de una experiencia de lujo en el super yate. Al llegar a puerto había que limpiar el barco, repostar y dejar todo listo para el día siguiente.